jueves, 7 de marzo de 2013

Un amor entre canciones

Ayer quedé con una ex-compañera de clase, una buena amiga con la que he pasado muy buenos momentos. Necesitaba mi ayuda para componer la música de una canción nueva y terminar también de componer dicha canción. Ella es cantante y, aparte de que tiene una voz preciosa, disfruta mucho con ello. La conozco desde los 16 años. Siempre he sido bastante reservado, y por tanto, siempre tenía un especial respeto hacia aquellas que me gustaban. Como mucha gente sabe, mi parte favorita de las personas son los ojos, y en especial adoro los verdes. Ella tiene un par de esos ojos verdes que tanto adoro. Coincidimos en clase - aunque vivimos en el mismo pueblo e íbamos al mismo instituto - cuando estaba ya en primero de bachillerato, pero aparte de las bromas tontas típicas de compañeros, fue al año siguiente cuando llevamos una relación más estrecha. Se sentaba en una mesa para dos conmigo en algunas clases, y hablábamos mucho tanto ahí como fuera de clase. No se como pasó, pero con el tiempo y las tonterías - soy muy bromista y adoro hacer reír a la gente - acabó por gustarme muchísimo, pero sobre todo por algo en especial, sus conciertos. Siempre que hacía esos conciertos tan tranquilos y relajantes, con su voz melódica y armada con su guitarra acústica me invitaba personalmente e iba yo solo a verla. Me sentaba en una mesa y pedía algo para beber al camarero y disfrutar de su concierto entero, de principio a fin. La cosa es que siempre que cantaba me solía mirar, sobre todo en aquellas partes de la canción en las que había frases de la letra como a modo indirecta hacia mía. Cantaba, me miraba, y sonreía mientras cantaba, y yo lo hacía también, incluso cuando aplaudían nos mirábamos. Me gustaba mucho y comencé a quererla mucho, pero mucho mucho mucho. Bromeábamos a veces sobre salir juntos, casarnos incluso. Reconozco que empecé a tocar la guitarra - me apunté a clases y me compré mi adorada guitarra eléctrica, aparte de la española y la acústica que ya tengo - por acercarme un poco más a ella, y reconozco que lo conseguí. Logré tocar yo con ella en algún que otro concierto y ensayábamos varias veces durante un período de tiempo, llegando a tocar incluso los dos juntos en la cena de graduación, ella y yo solos para todos. Durante todo ese tiempo, he de decir que ella seguía con su novio, con el que llevaba ya dos años, pero fue a mediados del curso de segundo de bachillerato cuando empezaron las tribulaciones y la idea de acabar la relación. Finalmente, lo dejaron justo al acabar el curso, después de la cena de bachillerato y de selectividad. Nos mandábamos mensajes bastante bonitos, sí, y aún los conservo incluso en la tarjeta SIM del móvil. El caso es que me dieron una beca para ir a Escocia durante dos semanas la segunda semana de julio, y obviamente acepté el irme con los ojos cerrados. La noche antes de irme, 4 horas antes de salir en coche para ir a coger el avión, le mandé un mensaje por si salía, para que se animase por lo de su novio y así quedara con las amigas para tomarse algo mientras yo me iba a dormir 2 horas al menos antes de partir. La cosa es que me necesitaba y siendo ya las 2 de la mañana me vestí, fui a su casa y la saqué. Bajamos los dos solos a unas fiestas que había en el pueblo y le regalé una bonita pulsera de perlas. Estuvimos un rato con mis amigos y sus amigas todos juntos y luego a las 2 horas subimos para volver a casa, y cuando finalmente la dejé en la rotonda de al lado de su casa e iba a besarla y decirle que la echaría de menos allí y que volvería pronto apareció una amiga en común de las de antes - una gran persona por cierto - que había venido a despedirse de mí de nuevo, así que le dije lo que le dije pero sin el acto de liarme con ella. Me fui a Escocia finalmente y sobre ese viaje ya hablaré en otra entrada, ya que hay alguna cosa que debo resaltar y explicar. El caso es que estando allí nos mandábamos mensajes aún y todo eso, pero a las dos semanas de volver, justo cuando pisé mi casa y solté las maletas en mi patio, me fui corriendo al último día de feria de mi pueblo a buscarla, y la encontré. Allí estaba ella liándose con otro tío 7 años mayor que ella, y con el que lleva ya a día de hoy año y pico o dos años ya si mal no recuerdo. Mi desilusión fue bastante grande, la verdad. Resulta que ocurrió la noche antes de mi llegada y, aunque ella no es del tipo de chicas que se tira al primer tío que se le cruza - aunque ella siempre ha tenido novios estables -, se tiró a ese tipo en esa misma primera noche. Ahora ambos están enamorados mutuamente, al menos él, y sé que ella lo quiere mucho. Una semana o dos después conocí a "esa persona" de la que tanto hablo aquí. Este es uno de los dos motivos - el otro ya lo explicaré - por el cual acabé muy mal anímicamente, aunque este motivo tiene menos peso en comparación con el otro. A pesar de toda esta historia, seguí charlando con ella e iba a verla a su piso, durmiendo allí incluso (tenía que mentir a mis caseros para ello, yo ya vivía en San Fernando). El caso es que siempre le hablaba a esa persona de ella, de R. Siempre me decía que no me convenía, que no era buena para mí y decía que era una mala persona y eso, pero yo la defendía porque se que es una gran chica. El caso es que final e irónicamente, era esa persona la que no me convenía. Caí en el amor con esa persona y dejé de intentarlo con R, porque ya "pertenecía" a otro y esa persona me había insistido en que debía dejar de hablarle incluso, pero nunca llegué a eso.
La cosa es que ayer volví a quedar con ella - como otras veces, como la semana pasada que le hice un reportaje de fotos desinteresadamente con mi cámara reflex para una presentación de un concierto - y esta vez estuve con ella en su cuarto, ayudándole a componer la letra y música para una canción que cantará mañana en un acto privado por el día del maltrato a la mujer o algo así. Después de muchos meses volví a escucharla cantar y tocar delante mía, esta vez solo para mí de nuevo y no pude evitar recordar y volver a caer un poco en sus encantos. Tanto fue que se me saltaron las lágrimas por ver como está mi situación ahora y como es todo, y pensando en que ojalá todo hubiese sido diferente, en que me habría salvado de esa persona por la que tanto dí y perdí. Me acompañó después a echarme unas fotos de carné y le regalé una, que puso luego en su cartera pija junto a mi anterior foto y la de su novio, las únicas que llevaba, y sonriendo dijo: "Aquí llevo a los dos hombres de mi vida". Supongo que era de broma, como esas veces en las que aún seguimos bromeando con casarnos y que en el fondo acabaremos juntos, pero siempre habrá un pedacito de corazón que se alegre con comentarios como ese, pero no olvidaré como me imaginaba a su lado tocando yo la guitarra mientras ella cantaba y me miraba y acabábamos besándonos en su cama.
No se que nos deparará el futuro, pero sé que en el fondo, bajo todas las cenizas de ese fuerte amor que surgió hacia esa persona, sigue estando todo ese cariño y todas las ganas de quererla que consiguió crear poco a poco entre canción y canción, acorde y acorde, concierto y concierto, y momento a momento.
Esta es la historia de R conmigo hasta hoy, quitando muchas anécdotas graciosas y bonitas, pero que ayudará a entender las razones que me llevaron al agujero anímico en mi vida. Todo fue en aquel verano, en el que al curso siguiente por fin me iría a la universidad.

domingo, 3 de marzo de 2013

Generalizaciones.

A la hora de escribir siempre tiendo a generalizar. No me gusta dar nombres y me gusta mucho hablar de forma que explique algo sin realmente hacerlo, es decir, que sea algo tan general que puedan ser muchas cosas concretas a la vez. Ahí reside el secreto de por qué la gente sabe tan poco de mí, de mis relaciones, de como me va realmente o de como me ha ido. Como podéis comprobar, siempre cito como "esa persona" a aquella de la cual me enamoré sin quererlo y por haber entrado en su juego, no siendo lo suficientemente desconfiado como para salir de él antes de que empezase. Ya tenía mi confianza después de tanto "trabajarme", en el buen sentido. Me gusta que especulen sobre mi vida porque realmente no saben nada. Nunca saben nada a ciencia cierta de mi relación con temas amorosos, sexuales, personales y demases. Saben lo que tienen que saber, y el resto lo dejo a su suposición. De ahí que sea tan misterioso y me lo digan tanto. No se como llegué a esto, pero creo que el hecho de que haya sido reservado de pequeño y vivir en un pueblo sabiendo como se maneja aquí el tema de la vida personal, ha influido mucho.
El caso es que me refiero a "esa persona" como "esa persona" porque para mí es innombrable. Es una especie de terapia que me ha servido para distorsionar su imagen proyectada en mi mente y asegurarme de que es una persona desconocida que una vez no lo fue y que ya no tiene cabida en mi vida, aunque el destino se antoja caprichoso y me la puede volver a cruzar en el camino. La cosa es que ahora, hablando en plata, en general, mi vida es puro caos. Un perfecto desorden que me llevará tiempo resolver.. o no.

viernes, 1 de marzo de 2013

Año de inflexión

Llevo mucho tiempo pensando que quizás mi tiempo aquí donde he vivido siempre o donde ahora estoy haciendo mi vida ha llegado a su fin. No me apasiona demasiado lo que estoy estudiando y no me veo trabajando sobre eso, aunque ni siquiera se que trabajos puedo elegir con dicho título. He estado pensando y aún sigo haciéndolo. Estoy procesando la idea de irme a un sitio no muy lejos y a la vez no muy cerca donde poder empezar mi vida de cero sin conocer apenas a nadie. El sitio que mejor encaja es Sevilla. Siempre me gustó esa ciudad. Mi plan sería cambiarme a otra carrera, criminología. Me apasiona eso de investigar la mente humana, la criminal, comerse la cabeza intentando resolver casos. Creo que sería una buena opción. Sino, he decidido seguir con la carrera que estoy haciendo, pero pidiendo un traslado. Quiero dejar atrás todo, a todos, y todo lo que he sido siempre, dejando de creer en todo. Quiero empezar de cero, es la única forma de continuar. Volver a empezar. Aún barajo esta posibilidad porque queda un semestre por delante, aunque este ha sido un completo fracaso. De 6 que tengo - arrastro una del año pasado - he aprobado solo 2, y una de ellas por suerte y raspada. No estoy llegando muy lejos y mi desgana ha aumentado. Si consigo quitarme las 8 a por las que iré ahora - dejando una atrás de nuevo - me replantearía si seguir. Aún no se que hacer y sigo pensándolo, pero no hay otra idea mejor sobre mi futuro más inmediato. En el fondo, sé que lo estoy deseando.