miércoles, 29 de mayo de 2013

Lo innegable.

Llevo varias semanas intentando comprenderme en medio de todo esto que estoy pasando. La única conclusión es que echo de menos a esa persona y supongo que aun me gustaría que estuviese, aún sabiendo que ésto ya no tiene sentido. La razón, supongo, es que me guste o no, ha sido lo mejor que me ha pasado en mi triste vida. No me gusta admitir este tipo de cosas, pero es verdad. La única forma de salir de esto es que alguien reemplace a esa persona, pero estoy tan encerrado en mí que lo veo difícil. A esa persona le costó meses que yo abriese mi corazón, no imagino cuanto costará hacerlo ahora después de haber recibido la peor de las traiciones. Hace una semana aproximadamente fue mi cumpleaños y fue un día vacío para mí, carente de sentido y, para variar, lo pasé en soledad. He perdido la ilusión hasta para el día de mi cumpleaños y eso me da mucha pena. Suena muy derrotista todo, pero es trágica y odiosamente cierto. Creo que aún conservo esa esperanza estúpida de que ese amor perdido volverá, que también me ha echado de menos y que a pesar de todo volverá a curarme. Falsas esperanzas. Eso es lo que tiene mi marchito corazón. Dentro de mí hay algo que no acepta que ya no está ni que volverá, y se que es porque lo único que necesito para salir de este agujero es lo mismo que me metió en él, el amor. Eso necesito y deseo sobre todas las cosas que aparezca una nueva persona a la que amar y que me ame, y vivir una historia que me ayude a acabar con la anterior. No niego tampoco que lo único que hago es huir y evitar a esa persona, incluso el hablar con ella porque es superior a mí el hacerlo. En el fondo, aparte de amor, a veces asoma odio, odio hacia esa persona que tanto daño me ha hecho, y no me gusta nada ese sentimiento. Soy esclavo del amor y del dolor, concretamente de ese amor, que es el que necesito eliminar para siempre debido a que no tiene sentido ya, pero es que mi puto corazón no lo acepta porque ha sido la mejor experiencia que mi triste corazón ha tenido.
El otro día recibí una invitación a un evento importante para esa persona y del que una vez hablamos sobre mi participación, que sería muy especial. La invitación llegó a manos de otra persona, algo me entristeció muchísimo. Decidí no ir, como a cada cosa en la que me entero que va esa persona para así evitar encontrarnos o hablar siquiera, pero recordé lo importante que era ese día para esa persona y ese favor que me pidió. Obviamente me quedé en un segundo plano, pero decidí ir, aunque no por mí. Para mí fue muy duro volver a recordar tantas cosas, e iba a irme sin saludar, pero no pude y fui a buscar a esa persona. Me dio un abrazo enorme de esos de los que me daba y tanto bien me hacían que casi me pongo a llorar, pero es que no puedo. No se imagina lo que me ha destrozado por dentro y lo que ha hecho con mi vida. Esa misma noche soñé con esa persona, y a lo largo de este par de días he vuelto a hacerlo un par de veces más, incluso repitiendo el momento en el que me dijo adiós a través de sueños. Recuerdo que en uno de ellos veía como ya me había cambiado por otra persona y era muy feliz mientras yo me hundía en la miseria. Creo que ese es un de mis grandes miedos ahora mismo.
A la mañana siguiente me mandó un whatsapp dándome las gracias por asistir y que le gustaría que quedásemos, pero se que no tendré fuerzas para ello. Mi decisión es irme muy lejos. Mi vida se ha derrumbado a todos los niveles porque puse el amor en el centro de mi vida y me sacrifiqué hasta niveles que nunca imaginé. El año que viene solo me voy a Sevilla por empezar de cero, por estar solo (que es lo que he pedido, vivir solo) porque lo necesito y alejarme así por siempre de esa persona. No se que hacer con mi vida, mi alma está perdida. Líneas tristes, sí. Otra vez. No lo niego, echo de menos su presencia a mi lado y me jode que sea así. No se manejar esto del amor, no se vivir, no se nada.
Amor, sálvame.