domingo, 15 de septiembre de 2013

Tras el verano.

Me he permitido el lujo de desaparecer este verano y digamos también desconectar del mundo social asociado al internet. No he parado de viajar y mantenerme ocupado para no pensar (cosa conseguida solo en ciertos momentos estuviese donde estuviese). Lo cierto es que este verano he reunido experiencias que me han marcado de por vida y que en los próximos días iré contando. Esto que es escribo es solo una toma de contacto para el caso en el que alguien de verdad me leyese o sintiese interés por mi o mi vida y el como me va o ha ido. El verano ha acabado prácticamente y tristemente para mí, aunque muchas personas se han cruzado en mi camino, nadie ha sido especial que digamos. Creo que he creado barreras demasiado fuertes que impiden acceder a mí. A pesar de que he hecho grandes esfuerzos por salir de este tipo de depresión que tengo y que en ocasiones de negro ha pasado a un gris claro, todo sigue prácticamente igual. No puedo conseguir nada por mí mismo porque ni siquiera sé que conseguir. Me da igual que esa persona se haya ido. Me he encargado personalmente de que se cumpliese lo que quería y desaparecí al completo de su vida. La cosa es que otro curso nuevo empieza y no me ha sido posible irme a Sevilla, tal y como quise. La manera tan mala en la que acabé el anterior curso y varios problemas en cuanto a lo que estudio me han "obligado" a tener que quedarme. Vuelvo a lo mismo. Estoy en una ciudad que adoro, pero en la que no tengo motivo para estar, ni siquiera el estudiantil. Estoy viendo que volveré a repetir la misma historia del año pasado y no quiero. No puedo. Ha pasado todo un verano y he intentado hacer cambios, pero aunque me he esforzado mucho no he conseguido nada. Incluso he empeorado en algunos campos, siendo el que más me preocupa el hecho de haberme quedado solo por haberme cerrado tanto. Siento que no hay nadie que realmente se preocupe por mí. Apagué el whatsapp y abandoné todo tipo de red social durante una semana y nadie preguntó siquiera. Ese experimento me ha servido para darme cuenta de que ya no me queda nada. Una sola cosa se ha cargado todo. Las relaciones se han enfriado con todos en este tiempo por mi culpa, al menos la mayoría de ellas. Empiezo de nuevo otra etapa y no quiero volver a lo mismo. Solo espero que alguien aparezca y me ayude a ver todo distinto, pero sobre todo, a abrir mi corazón de nuevo y curar mis heridas, porque son tan grandes que no puedo hacer nada y no soy lo suficientemente fuerte como para sobrellevarlo como si nada.
Esto ha sido de mí este verano. Aunque he tenido experiencias que ojalá las tuviera siempre. Para quienes me leían, ya lo veis. Tristemente, todo sigue así si es que sentíais algún tipo de empatía hacia mí. Pronto escribiré alguna de esas cosas del verano, por desahogarme un poco. Que tengáis un buen comienzo de curso.

martes, 2 de julio de 2013

Otra etapa que acaba.

Hace tan solo tres días estuve haciendo mudanza, llevándome todas esas cosas materiales que me han acompañado este año fuera casa. Mi primer año totalmente independiente. Me llevé varias horas porque me entretenía con fotos y objetos que guardo de forma especial y que me traen muchos recuerdos. Sonreía, echaba de menos, lloraba, quería volver... Era un cúmulo de sensaciones bajo la misma base, nostalgia. Se ha acabado otro curso y la verdad es que no me he dado cuenta. Haciendo balance del mismo he llegado a la conclusión de que no ha sido tan bueno. Mis continuos bajones y depresiones raras me han echado atrás, y sorprendentemente, por primera vez en la vida, iré a septiembre a recuperar. Son 5 asignaturas las que llevo. Peligra la beca, peligra mi estancia donde sea el año que viene, peligra la carrera también por otro motivo y peligro yo. Me va mal, para que negarlo. Ha sido un año que aunque he salido bastante de fiesta, ido de viaje más o menos y entretenido como he podido, me he encerrado mucho en mí y en mi habitación. Me he vuelto cerrado y ermitaño. Odio quien soy ahora y no encuentro forma de cambiarlo. Hoy ya marcho para distintos campamentos, viajes, o quedadas que me mantendrán fuera de casa julio al completo. El único fin de esto es entretenerme, escapar, huir, intentar no pensar y encontrar a alguien que me saque de mí mismo. No se que será de mí el año que viene, la verdad, pero no tengo ganas de nada y menos de seguir estudiando. He perdido todo lo que me importaba en la vida realmente, y solo ha quedado lo malo mientras me he consumido llorando por lo bueno. No hay cosa que desee más que salir de todo esto y reírme algún día. Comienzo mis vacaciones pues. Será un verano ausente que disfrutaré como cada verano por muy mal que haya estado. Pasad vosotros también uno bueno y espero que os acordéis de mí. Quizás pase por aquí para dejar constancia de varias cosas que me pasen, aunque dejo algunas que debería comentar ya también. Sed felices, y si tenéis la oportunidad, haced lo que os apetezca y después negadlo todo. Hasta pronto.

domingo, 2 de junio de 2013

El silencio de lo escrito.

Varias veces me ha llamado la atención el tema de las visitas a mi blog. Veo que hay una cierta cantidad de personas que parece que lee las tristes líneas que aquí escribo y me vienen muchas preguntas a la mente, tales como: ¿Qué pensarán de lo escribo? ¿Se sentirán identificados? ¿Se sentirán mejor viendo que soy un desgraciado? ¿Me leen porque les gusta lo que escribo? ¿Entran aquí por casualidad?. Uso esto para desahogarme, sí, porque no tengo a nadie para hacerlo. Pero a veces me parece que escribo al vacío, es más, me pregunto por qué escribo estas cosas en internet teniendo el Word y unas carpetas preciosas donde guardar mis escritos solo para mí. En ocasiones desearía que alguien diese señales de vida, que diese alguna opinión, que me insultase o me apoyase con algo, que diga "si, estoy aquí, te leo" o me ayudase de alguna forma con sus palabras. No se que cosas pueden pasar por la cabeza de aquellas personas que leen lo que escribo, y en el fondo no se si me gustaría saberlo. Ojalá alguien alguna vez de señales de vida o suelte algo para ver que tiene que decir y que yo me quede con la satisfacción de que alguien, allá donde sea, sepa de mí y tenga unas palabras, buenas o malas. Creo que lo único que quiero a veces es ser escuchado. Que me escuchen, pero no mis gritos, sino los gritos de silencio de mi interior que pide algo de calma y paz.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Lo innegable.

Llevo varias semanas intentando comprenderme en medio de todo esto que estoy pasando. La única conclusión es que echo de menos a esa persona y supongo que aun me gustaría que estuviese, aún sabiendo que ésto ya no tiene sentido. La razón, supongo, es que me guste o no, ha sido lo mejor que me ha pasado en mi triste vida. No me gusta admitir este tipo de cosas, pero es verdad. La única forma de salir de esto es que alguien reemplace a esa persona, pero estoy tan encerrado en mí que lo veo difícil. A esa persona le costó meses que yo abriese mi corazón, no imagino cuanto costará hacerlo ahora después de haber recibido la peor de las traiciones. Hace una semana aproximadamente fue mi cumpleaños y fue un día vacío para mí, carente de sentido y, para variar, lo pasé en soledad. He perdido la ilusión hasta para el día de mi cumpleaños y eso me da mucha pena. Suena muy derrotista todo, pero es trágica y odiosamente cierto. Creo que aún conservo esa esperanza estúpida de que ese amor perdido volverá, que también me ha echado de menos y que a pesar de todo volverá a curarme. Falsas esperanzas. Eso es lo que tiene mi marchito corazón. Dentro de mí hay algo que no acepta que ya no está ni que volverá, y se que es porque lo único que necesito para salir de este agujero es lo mismo que me metió en él, el amor. Eso necesito y deseo sobre todas las cosas que aparezca una nueva persona a la que amar y que me ame, y vivir una historia que me ayude a acabar con la anterior. No niego tampoco que lo único que hago es huir y evitar a esa persona, incluso el hablar con ella porque es superior a mí el hacerlo. En el fondo, aparte de amor, a veces asoma odio, odio hacia esa persona que tanto daño me ha hecho, y no me gusta nada ese sentimiento. Soy esclavo del amor y del dolor, concretamente de ese amor, que es el que necesito eliminar para siempre debido a que no tiene sentido ya, pero es que mi puto corazón no lo acepta porque ha sido la mejor experiencia que mi triste corazón ha tenido.
El otro día recibí una invitación a un evento importante para esa persona y del que una vez hablamos sobre mi participación, que sería muy especial. La invitación llegó a manos de otra persona, algo me entristeció muchísimo. Decidí no ir, como a cada cosa en la que me entero que va esa persona para así evitar encontrarnos o hablar siquiera, pero recordé lo importante que era ese día para esa persona y ese favor que me pidió. Obviamente me quedé en un segundo plano, pero decidí ir, aunque no por mí. Para mí fue muy duro volver a recordar tantas cosas, e iba a irme sin saludar, pero no pude y fui a buscar a esa persona. Me dio un abrazo enorme de esos de los que me daba y tanto bien me hacían que casi me pongo a llorar, pero es que no puedo. No se imagina lo que me ha destrozado por dentro y lo que ha hecho con mi vida. Esa misma noche soñé con esa persona, y a lo largo de este par de días he vuelto a hacerlo un par de veces más, incluso repitiendo el momento en el que me dijo adiós a través de sueños. Recuerdo que en uno de ellos veía como ya me había cambiado por otra persona y era muy feliz mientras yo me hundía en la miseria. Creo que ese es un de mis grandes miedos ahora mismo.
A la mañana siguiente me mandó un whatsapp dándome las gracias por asistir y que le gustaría que quedásemos, pero se que no tendré fuerzas para ello. Mi decisión es irme muy lejos. Mi vida se ha derrumbado a todos los niveles porque puse el amor en el centro de mi vida y me sacrifiqué hasta niveles que nunca imaginé. El año que viene solo me voy a Sevilla por empezar de cero, por estar solo (que es lo que he pedido, vivir solo) porque lo necesito y alejarme así por siempre de esa persona. No se que hacer con mi vida, mi alma está perdida. Líneas tristes, sí. Otra vez. No lo niego, echo de menos su presencia a mi lado y me jode que sea así. No se manejar esto del amor, no se vivir, no se nada.
Amor, sálvame.

martes, 30 de abril de 2013

Cuando me pongo a pensar..

A veces me pongo a pensar en que lugar ocupo yo en el mundo. Cual es mi misión o cometido y para que estoy. A veces me imagino de viejo, mirando toda mi vida hacia atrás y me pongo a recrear una y otra vez diferentes formas de haber vivido la vida. Ahora lo que me dedico a hacer es vivir deprisa y ocupado para no pensar. Las noches se me hacen muy largas y frías. Ésta es la peor época de mi vida hasta ahora, sin dudo, y a veces también pienso que he tocado tanto el fondo que cuando al fin todo empiece a ir mejor, alcanzaré la felicidad por todo lo alto. Lo que se es que mi vida tal y como la he vivido siempre ha llegado a su fin. El año que viene finalmente y muy probablemente viviré en Sevilla sin nadie que me conozca, estudiaré en un sitio donde nadie me conocerá y empezaré una vida de cero que planeo que sea una mucho mas libre que la que he vivido siempre, por distintos motivos. Me pongo a pensar en cuando soy viejo y me doy cuenta de que la vida pasa, que al final, si sigo así solo podré decir la misma frase que un grande dijo una vez  hace tiempo: "Al final, he cometido el peor pecado que se puede cometer. No he sido feliz". Lo sé, lo veo, lo imagino. Por eso he determinado que necesito ser libre para ser feliz, empezar de cero siendo libre y poco  a poco traer esa libertad a mi antigua vida, de forma que finalmente pueda estar todo en orden. La verdad os hará libres. No hay frase con más razón. Solo falta que lo que piense la gente te importe un bledo. Es hora de tomar las riendas de mi vida y empezar a ahondar en la parte de mis creencias y convicciones sobre la vida y la existencia, así como en los traumas infantiles (que son muchos) que necesito tratar para empezar desde abajo. Aún quedan un par de meses, pero estoy muy decidido. Sé que algún día, que imagino que será más pronto de lo que pienso, no me importará que se sepa todo sobre mí. En el fondo es la única forma de ser libre de verdad. He perdido el arte de saber vivir. Antes me iba muy bien y sobrevivía a todo, hasta que puse el corazón en manos del demonio encarnado en persona. Nunca debí jugar a esos juegos y debí haber sido listo, pero es amor, de eso uno nunca debe arrepentirse. Sigo aún ciertamente hundido, pero dentro de mi "depresión" hay una parte de mí que no para de repetir una frase: "Por mis cojones que salgo de aquí y soy feliz, que acabaré con lo que haga falta y me reiré de todo esto por lo que estoy pasando para que más tarde, no me vuelva a ocurrir jamás. Daré todo por la persona que lo merezca, no por quien se ofrezca".
En fin, a ver que me deparan estos meses. Pero sea lo que sea, espero que me ayuden en esta nueva época que quiero comenzar.

jueves, 11 de abril de 2013

Un año después..

Ya ha pasado un año y en mi balance no dejan de salir números negativos. No hay pros, solo contras. He cambiado muchísimo para peor. Estoy cerrado y me aíslo yo solo constantemente. Solo me limito a ir a clases (saltándome algunas) y a encerrarme en mi cuarto a no hacer nada. Suelo estar siempre a la defensiva y me he vuelto muy frío. Contesto mal sin motivo a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos y a todo el mundo. He perdido el control. La pena y el sufrimiento me han consumido por dentro y me he convertido en lo que siempre odié. No se salir de aquí, no se hacer nada. Me autotorturo porque no soy capaz de cambiar. El amor me salvó una vez, pero supongo que ya dos veces es demasiado. Lloro. Es lo único que se hacer. Si me preguntase por qué vivo, no sabría que responder. He tocado fondo y ni siquiera tengo ya ganas de escribir, que antes me ayudaba. Me da igual todo, me siento extraño y perdido. He perdido la razón de vivir y la de existir, cayendo en un vacío emocional y existencial muy serio. Estoy en crisis total. De creencias, de identidad, de existencia. Todo es negro para mí ahora y no me quedan fuerzas. He perdido. He luchado todo este tiempo por no llegar a esto, pero no valgo para nada, ya soy lo que nunca quise ser. Los daños y el sufrimiento son los que te modelan, sí, y conmigo han acabado. Finalmente casi puedo confirmarlo, he caído en una depresión. Nunca imaginé llegar a esto, pero así es. Sufro aparte de por mí, por mi madre más que nada. Me rompe por dentro el como la trato, y a pesar de todo ella sigue tratándome con mucho cariño. Son ya muchas personas las que me preguntan que qué me pasa, y muchas las que también se lo preguntan a mi madre. Solo tengo ganas de estar completamente solo. No quiero más esto y no me queda esperanza alguna. Me rindo. Y una vez más, escribo mientras lloro, porque eso es lo que ocurre cuando hablo de mi situación. Espero que esa persona esté orgullosa. No solo ha conseguido destrozarme el corazón, sino la vida. No se lo he dicho ni se lo diré supongo, para que en sus planes egoístas sea feliz. Ya no me importa nada y me jode eso. Es bastante triste leer esto, pero siento no poder poner que soy feliz o que todo está mejorando. Lo siento, por aquellos que lean esto..

jueves, 7 de marzo de 2013

Un amor entre canciones

Ayer quedé con una ex-compañera de clase, una buena amiga con la que he pasado muy buenos momentos. Necesitaba mi ayuda para componer la música de una canción nueva y terminar también de componer dicha canción. Ella es cantante y, aparte de que tiene una voz preciosa, disfruta mucho con ello. La conozco desde los 16 años. Siempre he sido bastante reservado, y por tanto, siempre tenía un especial respeto hacia aquellas que me gustaban. Como mucha gente sabe, mi parte favorita de las personas son los ojos, y en especial adoro los verdes. Ella tiene un par de esos ojos verdes que tanto adoro. Coincidimos en clase - aunque vivimos en el mismo pueblo e íbamos al mismo instituto - cuando estaba ya en primero de bachillerato, pero aparte de las bromas tontas típicas de compañeros, fue al año siguiente cuando llevamos una relación más estrecha. Se sentaba en una mesa para dos conmigo en algunas clases, y hablábamos mucho tanto ahí como fuera de clase. No se como pasó, pero con el tiempo y las tonterías - soy muy bromista y adoro hacer reír a la gente - acabó por gustarme muchísimo, pero sobre todo por algo en especial, sus conciertos. Siempre que hacía esos conciertos tan tranquilos y relajantes, con su voz melódica y armada con su guitarra acústica me invitaba personalmente e iba yo solo a verla. Me sentaba en una mesa y pedía algo para beber al camarero y disfrutar de su concierto entero, de principio a fin. La cosa es que siempre que cantaba me solía mirar, sobre todo en aquellas partes de la canción en las que había frases de la letra como a modo indirecta hacia mía. Cantaba, me miraba, y sonreía mientras cantaba, y yo lo hacía también, incluso cuando aplaudían nos mirábamos. Me gustaba mucho y comencé a quererla mucho, pero mucho mucho mucho. Bromeábamos a veces sobre salir juntos, casarnos incluso. Reconozco que empecé a tocar la guitarra - me apunté a clases y me compré mi adorada guitarra eléctrica, aparte de la española y la acústica que ya tengo - por acercarme un poco más a ella, y reconozco que lo conseguí. Logré tocar yo con ella en algún que otro concierto y ensayábamos varias veces durante un período de tiempo, llegando a tocar incluso los dos juntos en la cena de graduación, ella y yo solos para todos. Durante todo ese tiempo, he de decir que ella seguía con su novio, con el que llevaba ya dos años, pero fue a mediados del curso de segundo de bachillerato cuando empezaron las tribulaciones y la idea de acabar la relación. Finalmente, lo dejaron justo al acabar el curso, después de la cena de bachillerato y de selectividad. Nos mandábamos mensajes bastante bonitos, sí, y aún los conservo incluso en la tarjeta SIM del móvil. El caso es que me dieron una beca para ir a Escocia durante dos semanas la segunda semana de julio, y obviamente acepté el irme con los ojos cerrados. La noche antes de irme, 4 horas antes de salir en coche para ir a coger el avión, le mandé un mensaje por si salía, para que se animase por lo de su novio y así quedara con las amigas para tomarse algo mientras yo me iba a dormir 2 horas al menos antes de partir. La cosa es que me necesitaba y siendo ya las 2 de la mañana me vestí, fui a su casa y la saqué. Bajamos los dos solos a unas fiestas que había en el pueblo y le regalé una bonita pulsera de perlas. Estuvimos un rato con mis amigos y sus amigas todos juntos y luego a las 2 horas subimos para volver a casa, y cuando finalmente la dejé en la rotonda de al lado de su casa e iba a besarla y decirle que la echaría de menos allí y que volvería pronto apareció una amiga en común de las de antes - una gran persona por cierto - que había venido a despedirse de mí de nuevo, así que le dije lo que le dije pero sin el acto de liarme con ella. Me fui a Escocia finalmente y sobre ese viaje ya hablaré en otra entrada, ya que hay alguna cosa que debo resaltar y explicar. El caso es que estando allí nos mandábamos mensajes aún y todo eso, pero a las dos semanas de volver, justo cuando pisé mi casa y solté las maletas en mi patio, me fui corriendo al último día de feria de mi pueblo a buscarla, y la encontré. Allí estaba ella liándose con otro tío 7 años mayor que ella, y con el que lleva ya a día de hoy año y pico o dos años ya si mal no recuerdo. Mi desilusión fue bastante grande, la verdad. Resulta que ocurrió la noche antes de mi llegada y, aunque ella no es del tipo de chicas que se tira al primer tío que se le cruza - aunque ella siempre ha tenido novios estables -, se tiró a ese tipo en esa misma primera noche. Ahora ambos están enamorados mutuamente, al menos él, y sé que ella lo quiere mucho. Una semana o dos después conocí a "esa persona" de la que tanto hablo aquí. Este es uno de los dos motivos - el otro ya lo explicaré - por el cual acabé muy mal anímicamente, aunque este motivo tiene menos peso en comparación con el otro. A pesar de toda esta historia, seguí charlando con ella e iba a verla a su piso, durmiendo allí incluso (tenía que mentir a mis caseros para ello, yo ya vivía en San Fernando). El caso es que siempre le hablaba a esa persona de ella, de R. Siempre me decía que no me convenía, que no era buena para mí y decía que era una mala persona y eso, pero yo la defendía porque se que es una gran chica. El caso es que final e irónicamente, era esa persona la que no me convenía. Caí en el amor con esa persona y dejé de intentarlo con R, porque ya "pertenecía" a otro y esa persona me había insistido en que debía dejar de hablarle incluso, pero nunca llegué a eso.
La cosa es que ayer volví a quedar con ella - como otras veces, como la semana pasada que le hice un reportaje de fotos desinteresadamente con mi cámara reflex para una presentación de un concierto - y esta vez estuve con ella en su cuarto, ayudándole a componer la letra y música para una canción que cantará mañana en un acto privado por el día del maltrato a la mujer o algo así. Después de muchos meses volví a escucharla cantar y tocar delante mía, esta vez solo para mí de nuevo y no pude evitar recordar y volver a caer un poco en sus encantos. Tanto fue que se me saltaron las lágrimas por ver como está mi situación ahora y como es todo, y pensando en que ojalá todo hubiese sido diferente, en que me habría salvado de esa persona por la que tanto dí y perdí. Me acompañó después a echarme unas fotos de carné y le regalé una, que puso luego en su cartera pija junto a mi anterior foto y la de su novio, las únicas que llevaba, y sonriendo dijo: "Aquí llevo a los dos hombres de mi vida". Supongo que era de broma, como esas veces en las que aún seguimos bromeando con casarnos y que en el fondo acabaremos juntos, pero siempre habrá un pedacito de corazón que se alegre con comentarios como ese, pero no olvidaré como me imaginaba a su lado tocando yo la guitarra mientras ella cantaba y me miraba y acabábamos besándonos en su cama.
No se que nos deparará el futuro, pero sé que en el fondo, bajo todas las cenizas de ese fuerte amor que surgió hacia esa persona, sigue estando todo ese cariño y todas las ganas de quererla que consiguió crear poco a poco entre canción y canción, acorde y acorde, concierto y concierto, y momento a momento.
Esta es la historia de R conmigo hasta hoy, quitando muchas anécdotas graciosas y bonitas, pero que ayudará a entender las razones que me llevaron al agujero anímico en mi vida. Todo fue en aquel verano, en el que al curso siguiente por fin me iría a la universidad.