jueves, 16 de agosto de 2012

Caprichos del destino o tejemanejes del demiurgo

Hace pocos días ocurrió cerca de donde vivo un trágico accidente de coche en cadena donde varios coches se vieron implicados, dos de esos coches ocupados por personas muy cercanas a mí. Al parecer, la conductora de un mercedes gris se intentó adelantar a una furgoneta en un sitio donde no se podía, a punto de llegar a una curva de visibilidad nula mientras estaba usando su móvil. El encuentro entre coches se produjo en la misma curva, obviamente, a modo sorpresa, produciéndose un fuerte choque frontal por el cual el coche de R quedó destrozado y patinó hacia la derecha metiendo toda la parte de atrás chocada también en la cuneta de la carretera. Acto seguido otros coches frenaron rápidamente pero sin poder evitar el choque en cadena que se produjo, aunque el gran golpe se lo llevo el coche de R, que iba con su casi anciana madre. Bomberos, policias y ambulancias llegaron al rato después de que alguien llamase y se los llevo a todos, a la conductora del mercedes a la UCI y a R junto con su madre al hospital, ya que a priori su vida parecía que no corría un severo peligro. Actualmente, R y su madre están en rehabilitación recuperándose de los golpes, heridas, rasguños, roturas de huesos y otras cosas provocadas por el golpe y los airbags.
Parece un intento de típica noticia trágica que pondría la DGT para el telediario pero lo que quiero resaltar es otra cosa diferente. Ese día, habían quedado todos para ir a la playa, eran 7 personas e iban dos coches para echar el día como hacen al menos una o dos veces por semana. La cosa es que siempre voy yo con ellos, a día de hoy dos o tres veces son las que me he ausentado después de repetir esto durante unos añitos más que nada debido a que me encontraba de viaje en otro sitio. Ese día, iba a ir yo con todos ellos a echar el día de playa como cada vez que me lo comentan, pero por capricho del destino, de la parca, del supuesto demiurgo del universo, Dios o como le guste llamarlo a cada uno no fui porque horas antes prometí a compañeros de clase quedar con ellos en Cádiz para verlos y echar un rato de playa, 2 horas básicamente, una porquería en comparación con el rato que echo siempre con mi gente en la playa a la que vamos siempre. La cosa no es que me haya librado de recibir un golpe y sufrir consecuencias, sino de morir. De los dos coches que fueron a la playa, el que sufrió el mayor impacto era el que debía llegar primero a mi pueblo porque tenía que llegar a tiempo para ocuparse de ciertos asuntos, con lo cual sólo se fueron R y su madre en ese coche, dejando a los otros 5 en el otro coche. Dos días después de los hechos acontecidos, hablando con mi amigo el sargento de la guardia civil (gran amigo de la familia) comentó que si llega a ir alguien en los asientos traseros del coche de R, habría muerto. Yo iba a ir en esos asientos, ahí es donde suelo ir siempre y donde seguramente habría ido de no ser porque en esta ocasión no pude ir. Debo confesar que estuve a punto de ir, pero me distraje con el ordenador hablando con los otros dos de mi clase y cuando me dí cuenta de la hora que era pensé que se habían ido y pasé de llamar, pero aún no lo habían hecho. Sigo vivo, sí, pero todo esto me invita a pensar en cosas como ¿por qué yo no?, ¿por qué casualmente ese día no había ido cuando siempre lo hago?, ¿quién es o qué es lo que decide cuando debe morir alguien o no? Digamos que me pongo a pensar en grande, a pensar que somos juguetes de algo o alguien que nuestro nivel gnoseológico nos es incapaz de asegurar o averiguar. Somos personajes de sims en la vida real, donde alguien nos maneja a su antojo y digamos que "maneja los hilos" de todos nosotros, las marionetas. Quizás digais que es una tontería, pero me encanta divagar y pensar en cosas así, que caen bajo el ámbito filosófico, o en cosas que la gente consideraría estúpidas. Lo que importa es que al parecer sigo vivo, quizás aún ese "demiurgo" tenga planes para mí aquí y no es mi momento, quién sabe, pero esto me sirve para darme cuenta de que hay que vivir cada día como si fuese el último, la vida es corta y nunca se sabe cuando te cortarán los hilos. Estoy vivo, y más vivo que nunca.

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